Exequiel Espinosa, presidente de la firma energética estatal, brindó una conferencia en Neuquén y dejó entrever la visión del gobierno nacional sobre el sector: más exploración convencional, algo de off shore, complementación con no convencional y energías alternativas. Mientras tanto, seguir importando GNL hasta que aclare. Interés por reactivar el proyecto de la presa de Michihuao.

El título de la conferencia era prometedor para cualquier interesado en la principal actividad económica de la provincia: “Situación energética nacional actual. Visión estratégica hacia el 2020”. La charla no tuvo un tiempo acotado. Espinosa habló durante casi tres horas en las que realizó una pormenorizada reseña de las actividades de la firma estatal desde su creación en 2005. La prometida “visión estratégica 2020” sólo llegaría al final y a pedido del público, que llenó el auditorio de la Facultad de Ingeniería de la UNCo.

Las perspectivas de Enarsa no parecen concordar con las del gobierno neuquino y las operadoras instaladas en la provincia, para quienes el futuro parece concentrarse en los reservorios de petróleo y gas no convencionales, los que permitirán a Neuquén continuar siendo una provincia hidrocarburífera por al menos medio siglo o más y a la Argentina sustituir importaciones en el mediano plazo. Espinosa, quien no descartó la potencialidad de estos recursos, fue más cauto y dejó entrever algo que seguramente no le gustará escuchar a los funcionarios provinciales: que la roca madre neuquina no es igual a la estadounidense, que para sacar el gas no convencional se requieren grandes inversiones y equipamiento que hoy no está y que, si todas las limitaciones se superan, estos recursos no convencionales solo correrán un horizonte de declinación inevitable. “No le podemos pedir al sector petrolero que salve a la provincia, porque ellos solos no van a poder”, sentenció. De todas maneras, el funcionario consideró que en materia petrolera y gasífera resta mucho por hacer. “De aquí a 2020 tenemos que desarrollar el off shore, donde las probabilidades de encontrar yacimientos importantes son altas. También hay que seguir desarrollando las cuencas maduras, que son maduras porque tienen años, pero todavía no está dicha la última palabra”. Luego, “está la propuesta de los no convencionales, pero hay que tener en cuenta que tienen respuestas de producción que son más bajas”, previno antes de matizar con “las reservas están”. “Lo que hay que tener claro –reafirmó– es que el no convencional no cubrirá la declinatoria del convencional. Por eso hay que trabajar en el convencional para cubrir esta declinatoria, después si viene el no convencional bienvenido sea. Hay que ir por las dos alternativas”, completó.

Un ahorro de u$s 3.000 millones

Una de las recriminaciones del público fue la creciente importación de GNL a alto costo. Durante su presentación, Espinoza había mostrado como un logro el aporte de buques regasificadores, tanto lo que ingresa por Bahía Blanca como por la planta recientemente inaugurada sobre el Río Paraná, en la localidad bonaerense de Escobar. También habló sobre el proyecto para ingresar 10 millones de m3 por Uruguay, de los que 3 abastecerían toda la demanda del vecino país y 7 ingresarían a la Argentina por un gasoducto bajo el Río de La Plata, entre otros proyectos. Agregó además que con Qatar, “el principal exportador de GNL del mundo” sólo existe un acuerdo para futuras transacciones, pero “no hay contratos ni precios”.

Desde el público se le recriminó por “esta importación a alto costo cuando se podría producir aquí”.

“Eso es parecido a lo que dicen los cuatro ex secretarios de energía, yo no lo veo así”, contestó el funcionario. “Con la utilización de buques metaneros, en vez de construir una planta de 1.000 millones de dólares en tierra, nosotros estamos haciendo ‘fast-track’. El día que tengamos gas para sustituir, esos buques levantan anclas y se van. Pero lo que hay que entender es que la población necesita el gas hoy. Mientras desarrollamos off shore, exploración, energías alternativas, no convencional, se necesita seguir abasteciendo a la población”, se atajó Espinosa.

“Aquí en los ’90 no se hizo nada, el Estado se desentendió 10 años y las operadoras se limitaron a sacar los recursos. Y ahora que tenemos un crecimiento a tasas chinas no podemos dejar a la gente sin energía”, insistió. “Voy a marcar un error común: Lo más caro en la matriz energética argentina no es el GNL que entra por buques, sino el (combustible) líquido que utilizan las centrales (térmicas). Buena parte del GNL que se importa tiene por objetivo reemplazar al líquido que se emplea en las centrales, que cuesta 10 dólares más en promedio. Con este sólo reemplazo el Estado se ahorra más de 3.000 millones de dólares. Una cuenta rápida, si usted dice 3 dólares cuando lo saca del yacimiento, 5,5 cuando le dan gas plus, 8 Bolivia, entre 11 y 14 el GNL, 25 cuesta el líquido que traemos”, detalló.

Neuquén

Sobre la actividad off shore de la compañía, Espinosa contó que actualmente Enarsa trabaja,  asociada a distintas operadoras, entre ellas Petrobras, en tres áreas principales, pero se mostró confiado en los resultados positivos de una de ellas que se encuentra a 300 km al este de la costa sur de la provincia de Buenos Aires. Las expectativas se basan en la sísmica, pues todavía no se perforó. Allí, el lecho marino se encuentra a 1.500 metros de profundidad y un pozo cuesta 150 millones de dólares; “queremos estar seguros antes de perforar”, consideró.

En cuanto a la exploración on shore expresó que los resultados más exitosos se consiguieron en la cuenca neuquina, donde perforaron 4 pozos en Medanito Sur con buenos resultados y 2 en Aguada del Chañar, también exitosos y donde se estiman reservas de gas por 400 mil m3. En la explotación de esta área, Enarsa está asociada con Gas y Petróleo del Neuquén, la petrolera de la provincia.

En materia de electricidad contó que la empresa desempolvó el proyecto de la presa de Michihuao, sobre el Río Limay, y que ya hay inversores interesados en su construcción. Esta obra podría aportar entre 400 y 450 megavatios. No obstante el funcionario dijo que estas obras son para el largo plazo, y apostó a la construcción de minicentrales hidráulicas de 8 megavatios para el abastecimiento de las necesidades inmediatras de las pequeñas poblaciones.

Hay vida después de los hidrocarburos

Finalmente, el funcionario sostuvo que “un día el petróleo se acabará, lo que no depende de si el dirigente político es bueno o malo. Se acabará. Podemos discutir si hay más para hacer, pero cuando lleguen sus nietos, a pesar de que hagamos todo lo que hay que hacer, no habrá petróleo. Pero si no hay más petróleo no se termina la vida. No es el mejor discurso decir que se quiere petróleo para 100 años, porque no darán los reservorios. Incluso hasta se pueden descubrir nuevos yacimientos y evitar por un momento la declinación, pero al final la declinación es inevitable”. Por eso, concluyó, “tenemos que hacer todo lo posible por maximizar la recuperación de reservas, buscar nuevas, mejorar la calidad de la extracción, hacer las inversiones, pero si no empiezan a pensar que la vida de Neuquén no tiene que ser solamente petróleo y  gas, van a tener un problema. Yo les aseguro que Neuquén puede seguir siendo una provincia energética aun con poco petróleo y poco gas. Hay que empezar a aplicar el concepto de diversidad de fuentes. ¿Van a esperar que se acabe el petróleo para aplicarlo?”.

La Mañana Neuquén